sábado, 18 de mayo de 2013

Diario de diseño: Aerith (XII)

Pues sí, un grande y horrendo mono se me viene encima.

Ese simio monstruoso se llama tiempo. Pero por ahora, lo espero confiado.

Soy de poner fechas para cumplir, aunque luego nadie me las controle. Por suerte, todo indica que, si sigo al ritmo anterior (ese que estoy retomando), voy a llegar a terminar la ambientación del juego para fin de mes.

"Terminar" es una forma de decir, porque como he comentado antes, tengo muchas capas de información que podría agregar, y que con el tiempo espero poder sumar. En este sentido, "terminar" se refiere a cerrar la capa central, principal del juego, que relata con pelos y señales qué les sucedió a cada una de las regiones de Larkit durante y después del Cataclismo, incluyendo obviamente su situación actual.

En cada una de ellas, además, he agregado nombres y algunos datos sobre los dialectos utilizados, así como Claves y Secretos culturales y sugerencias de lugares y personajes que pueden aparecer en las partidas, detonando nuevas situaciones.

Con respecto a esto, hace unos días dejé de lado totalmente la idea de sumar Habilidades Culturales, tal como hace La Sombra del Ayer. Durante varias semanas dejé el espacio vacío y me dediqué a pensar algunas, pero luego de no ocurrírseme nada me di cuenta del por qué. Larkit es un mundo destrozado, al igual que Near, pero la forma en que fue destrozado es diferente. Así como no existen varias razas jugables, sino solamente humanos, la interrelación entre naciones y países es mucho mayor.

No existen, por lo tanto, habilidades tan exclusivas de una cultura que no puedan ser aprendidas por otras. La magia, aunque se manifieste de manera diferente, es esencialmente la misma, haciendo uso del Aerith. Claro que una persona que ha vivido toda su vida en el desierto difícilmente comience el juego sabiendo Navegar, pero esto ya es algo de sentido común que deberá tener en cuenta el GJ y los jugadores (y que aclararé en la parte de reglas).

De manera que me encuentro en este punto algo extraño en el que debo dejar descansar una parte del juego para concentrarme en la otra. Volver a las reglas me causará algo pereza, pero de todas maneras, voy muy bien con los tiempos y no puedo quejarme. Cada tanto hay que bajar el ritmo para pensar y reunir fuerzas de nuevo.

A ver cuándo puedo hacer otra partida de prueba.

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